25.3.18

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PARÍS.- El parisino de a pie puede indicar al visitante las coordenadas de los cementerios de Montparnasse, Père-Lachaise o Montmartre, incluso proponerle rutas, pero Passy los desencaja. "¿Cimetière de Passy?", y arrugan la frente como a quien se le habla en lengua muerta.
Y los que lo conocen, los menos, no saben a ciencia cierta dónde está.
"Allí descansa Debussy", se les indica. Y en respuesta levantan las cejas, como enterándose. Jamás se preguntaron dónde se hallaba la tumba de uno de los músicos franceses más importantes de finales del siglo 19 y principios del 20.
Passy, el menos célebre de los viejos cementerios parisinos, inaugurado en 1820, se encuentra en realidad en medio del bullicio, a unos pasos de Trocadéro, plaza tomada en cualquier momento del año por las hordas de turistas que van en busca de la vista más retratada de la Torre Eiffel.
Son pocos los personajes universales cuyos restos descansan a tan sólo el cruce de una calle. Podrían, incluso, reducirse a dos: Édouard Manet y Claude Debussy. Y se esperaría que la tumba de éste último atraería estos días a grupos de melómanos, pero no: ayer por la tarde caía una llovizna y nadie acudía en su búsqueda, aunque alguien, quizá el jueves, ha depositado sobre la loza verde media docena de rosas.
El compositor fue originalmente inhumado en Pére-Lachaise, pero sus restos fueron trasladados a Passy tras la muerte de su viuda, en los años 30.
El centenario de la muerte del compositor francés se recuerda este 25 de marzo, pero aquí pasa inadvertido. Incluso, entre el resto de las tumbas, la suya es sencilla, escondida en el sector 14 de un pequeño cementerio que casi nadie visita, con la sola inscripción de su nombre en letras doradas en el frente y apenas algo de información en la parte trasera: "Musicien Français / 22 août 1862-25 mars 1918", y una frase: "Sa fille et sa femme sont avec lui (Su hija y su esposa descansan con él)". Aunque los nombres de Claude-Emma, su hija, y Emma Bardac, su esposa, no están escritos en la lápida.
Quizá Debussy no requiera más compañía, y ahora mismo podría sonar, bajo la llovizna que cae sobre el cementerio, su Suite Bergamaste, o Claro de luna. O incluso Children's Corner, que compuso para Claude-Emma, fallecida a los 13 años, poco tiempo después que el mismo Debussy.
Texto publicado en Reforma
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