12.11.08

:

De aquel momento, aún conserva una foto. Pero no es Adriano el que aparece allí. No es ni siquiera el futuro de esa tarde en Granada ni le viene ese pasado que le suena feliz. ¿Dónde queda uno entonces? Adriano habla en realidad del tiempo inútil. De sus duendes que quisieran regresar el mundo. De las ganas de ponerse una bala en la boca. Se sentía bien entonces. Tenía dieciocho, pero ahora le asaltaban unas ganas bipolares del llanto. Es como estar viendo mi imagen en los ojos de otro, pensó Adriano. El recuerdo de un muerto que se quiso mucho..

De La especie está mutando

5 Comments:

Blogger Dra. Kleine said...

Olvidará como una crisálida y será algo nuevo.. mutante..

noviembre 19, 2008 9:10 p.m.  
Blogger Sergio Lara said...

Esas tardes de blanco y negro pueden confundirse con lo ultimo lo mas elegante... Por experiencia hay cosas que nunca se pueden coleccìonar.

noviembre 22, 2008 7:02 p.m.  
Blogger Ismael Lares said...

y con ese final le da fuerza, indudablemente.

noviembre 25, 2008 9:17 p.m.  
Blogger cassandra_dixit said...

señor,
no le conozco y si pase por aqui, ya no puedo explicarlo.
esa persona delante suyo, un dia tambien la tuve enfrente. el fantasma de alguien que se quiso mucho, pero yo no quise mucho a nadie.
pero nunca pude volver a granada,
dicen que la desgracia mas grande que te puede suceder en granada es ser ciego.
ahora pienso que ese dia, en el camino yo tambien estaba ciega y el espantajo se asusto de verse reflejado en mi.
otra realidad seria que el me mande a decir que siente.
afectuosamente
cassandra

enero 04, 2009 7:18 p.m.  
Blogger Tristán said...

Sí sí, Dra. Kleine. Pero dónde queda uno entonces?

Oiga, por cierto, me da gusto verla por aquí.

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Bueno, Serge, creo que tienes razón.

Saludos ;)

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IL: Al texto? A Adriano? O cómo.

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Querida CASSANDRA, creo que Granada tiene un poco eso, lo de salirnos de dentro un fantasma como si nada, como si uno tosiera. Luego lo vemos irse también como si fuera cualquier cosa. Y un poco es cualquier si se nos sale de dentro. Ahora, a la distancia, ¿vale la pena traerlo de lejos para escuchar qué siente? Evidentemente hay días que suponemos que sí, días que podríamos calificar de perros. Afectuosamente, O.

enero 12, 2009 3:02 a.m.  

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