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Claudio juega a verter cera sobre el suelo, formando una espiral de montículos que son vestigios marcianos. La mano de Dios decide que se atraviese una hormiga, y se atraviesa. El niño inclina la vela y, apostándolo todo, deja caer sobre ella la cera que le resta. Sobre su espalda, un ser desagradable y desnudo le deposita un beso en la cabeza..
De La especie está mutando
3 Comments:
Yo era como el clasico niño que jugaba con las hormigas aplastandolas y destruyendo todo, ahora ya de grande puedo decir que todos esos niños aprenden la leccion...
wooooo
q loco
salu2
Na, yo creo que los niños siempre hacen que aprenden la lección. Al final no aprenden un pito. Ja, y es que aún de grandes no se aprende ni un pito. Saludos, Serch
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