15.2.11

Gog


:
Cuando leí el epígrafe, extracto del Apocalipsis, 20:7, yo ya estaba enemistado con Dios: “Satán será liberado de su cárcel y saldrá para reducir a las naciones, Gog y Magog...”
Tenía cosa de 13 años e ignorar el libro hubiera sido muy cobarde.
Lo extraje de un bazar que mi abuela improvisó a inicios de los 90, en Oaxaca, cuando sintió que le estorban algunas cosas. Sobre todo, determinadas cosas.
5 mil pesos, costaba.
Le puso el precio en la página del Apocalipsis, poco antes de que Salinas le quitara 3 ceros a la moneda. 5 mugres pesos costaría hoy, una ganga que la abuela tasó en espera de que el libro desfilara antes que todo, pues en sus páginas, ya amarillas, que picaban la nariz, asomaba un hombre que estaba por encima de Dios.
Fue así que me hice de Gog, de Giovanni Papini. Editora Latino Americana, 1956.
El libro revela el supuesto diario que un tal Mr. Goggins puso en manos de Papini a finales de 1930 cuando le conoció en un manicomio.
Cuenta que era un monstruo. No sólo por desagradable, casi infernal, sino por sádico y loco.
Gog había sido un excéntrico millonario que hizo y deshizo a partir de innumerables viajes por el mundo; extravagantes, incluso criminales.
Yo entonces, pretendiendo rebeldía, buscaba temas “malditos” que me mostraran puntos de entrada a seres despreciables como tantos detrás de muchas puertas, y escribir algo sobre ellos.
Gog era precisamente uno de esos seres.
Papini, un ateo integral que terminó por entregarse a Dios, buscaba en cambio hacer servir su mal para el bien común. Y ése era un punto que mi pubertad no veía.
El caso es que Gog se quedó conmigo para siempre, como un gato.
Dicen que los gatos atraen como un imán las energías malignas, provocando ciertas limpias en quien les da de comer.
Claro que yo sigo enemistado con Dios.

1 Comments:

Blogger fgiucich said...

Las enemistades suelen durar, a veces, mucho tiempo. Un texto hecho a pincel. Abrazos.

febrero 16, 2011 1:17 p.m.  

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