11.6.12

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"... Úrsula, ya casi ciega, fue la única que tuvo serenidad para identificar la naturaleza de aquel viento irreparable, y dejó las sábanas a merced de la luz, viendo a Remedios, la bella, que le decía adiós con la mano, entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella, que abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y pasaban con ella a través del aire donde terminaban las cuatro de la tarde, y se perdieron con ella para siempre en los altos aires donde no podían alcanzarla ni los más altos pájaros de la memoria". / La memoria de Gabriel García Márquez se desprende, precisamente, como esa tarde. Y habrá que decirle adiós con las dos manos.

1 Comments:

Blogger fgiucich said...

Una tristeza infinita!! Abrazos.

junio 15, 2012 4:20 p.m.  

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