En esta foto podemos apreciar cómo este hombre se dirige, acongojadamente, hacia un destino incierto, el cual no es otro que la esencia de otro hombre.
Mono, gracias por visitar Lumbre Culebra. De verdad la foto de Memo dice demasiado, por eso no dudé en ponerla pero ni un poquito. Sin embargo yo sí veo congoja, Rachel no. ¿Por qué no Rachel? Es demasiado tétrico el asunto, esa predestinación (incierta, cabe decirlo), es triste. Se te abre el destino haciendo exactamente un hueco de tu tamaño: es decir que tú no eres quien lo molda, si no que él se molda para ti. Y en realidad tal cosa no me gusta.
Por cierto, más datos del autor de "El segundo hombre":
GMO (Guillermo Martínez Olivera) es un brother paisano (Oaxaca). Estudió Arquitectura y ahora anda haciendo un diplomado en Barcelona en no-sé-bien-que-cosa. Es un amante de Barragán y de los arquis japoneses. Es un bombón. Yo lo quiero mucho. Jaja.
Eso es tal vez porque no has experimentado el placer de no ejercer la voluntad, dejarse querer, pues. Por fortuna yo sí, llegar a la sensación de que puedes entrar en alguién que es un molde para ti, y que te queda perfectamente como un guante. Supongo que de ahí surgió el mito de la media naranja.
Tristán, Raquel... muy buenos puntos de vista de ambos, he reflexionado en ellos; sin embargo sigo sin sentir esa congoja, al ver la escultura más grande que la medida del peatón que se aproxima a ella se me ocurren dos cosas: alguien lo espera y lo recibe gustoso; la otra, camina a su propia grandeza. Un abrazo a ambos.
Uchis, gancho al hígado, mi Rachel. ¿Será por eso? ¿No ejercer la voluntad? ¿Caida libre?... Creo la fórmula es conjuntar la voluntad y la no voluntad. El libre albedrío, pues, yo no lo dejó de lado pero ni tantito. Uno se pone en las manos de otros, pero también uno se dispone. Y ahora que lo dices, de por ahí debe ser lo de la media naranja, que es, por cierto, un símil del cual yo no estoy muy de acuerdo. La media naranja no es perfectamente un abrazo, un abrazo como el del ying y el yang. Las medias naranjas no tienes protuberancias para engancharse, que es como debe ser la cosa no? Pero bueno, éste fue un desvarío sin importancia, porque al final queremos decir la misma cosa...
Ahora agrego el comentario de Mono, que tampoco encuentra la congoja... Maldecido sea yo (así, maldecido). ¿Será por eso lo de Tristán? ¿O peor aún, lo de Tristán Estar? Chanfle, algo tiene que ver, es cierto... Pero he de decirles que intento buscar siempre lo que no veo a simple vista de las cosas. Un poco me obligan mis ganas por la poesía, y otro poco mis ganas por no ver siempre lo mismo.
Y pensándolo bien estoy totalmente de acuerdo con ustedes, pero no en el sentido de la predestinación total. Estoy de acuerdo de entregarse y no encontrar congoja si el molde en el que uno se estaciona es tan sólo un pedacito del destino, una escala donde echarse a descansar, sin pensar en nada más que en darse a consentir. Es como ir de vez en cuando a un spa.
Al final toy de acuerdo con ustedes. Un beso para tí, mi Rachel, y un abrazo para Mono.
Un hombre sube montañas. Cuando llega a la cima, se tira en caída libre. Una y otra vez. Sube y se tira. ¿Quién podría decir si es por el placer del ascenso o del descenso?
Qué hermoso, María Luisa. Me has abierto los ojos con respecto al asunto de Sísifo. Pobre hombre, decía yo, y lo sostengo: ¡Pobre! ¿Pero la piedra?... Qué bien por la piedra, no?
12 Comments:
Creo que "El otro" que aquí presentas es por demás bondadoso, pues por lo que se ve, se amolda perfectamente. Que no tenga congoja, pues
Buenísima foto... ni hablar, dice demasiado. Un abrazo.
Que buena foto, el autor supo tomarla en el momento indicado.
Si no me equivoco fuiste tú ¿verdad Memo?
Srita. Limón
así es mi querida Super Vane, en un viaje patrocinado por Casa Cid de León, que chido que les gusto y que chida banda todos...
Memo
El título es de mi carnal Oscar, se nota no?
Mono, gracias por visitar Lumbre Culebra. De verdad la foto de Memo dice demasiado, por eso no dudé en ponerla pero ni un poquito. Sin embargo yo sí veo congoja, Rachel no. ¿Por qué no Rachel? Es demasiado tétrico el asunto, esa predestinación (incierta, cabe decirlo), es triste. Se te abre el destino haciendo exactamente un hueco de tu tamaño: es decir que tú no eres quien lo molda, si no que él se molda para ti. Y en realidad tal cosa no me gusta.
Por cierto, más datos del autor de "El segundo hombre":
GMO (Guillermo Martínez Olivera) es un brother paisano (Oaxaca). Estudió Arquitectura y ahora anda haciendo un diplomado en Barcelona en no-sé-bien-que-cosa. Es un amante de Barragán y de los arquis japoneses. Es un bombón. Yo lo quiero mucho. Jaja.
;D
Eso es tal vez porque no has experimentado el placer de no ejercer la voluntad, dejarse querer, pues. Por fortuna yo sí, llegar a la sensación de que puedes entrar en alguién que es un molde para ti, y que te queda perfectamente como un guante. Supongo que de ahí surgió el mito de la media naranja.
Tristán, Raquel... muy buenos puntos de vista de ambos, he reflexionado en ellos; sin embargo sigo sin sentir esa congoja, al ver la escultura más grande que la medida del peatón que se aproxima a ella se me ocurren dos cosas: alguien lo espera y lo recibe gustoso; la otra, camina a su propia grandeza.
Un abrazo a ambos.
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Uchis, gancho al hígado, mi Rachel. ¿Será por eso? ¿No ejercer la voluntad? ¿Caida libre?... Creo la fórmula es conjuntar la voluntad y la no voluntad. El libre albedrío, pues, yo no lo dejó de lado pero ni tantito. Uno se pone en las manos de otros, pero también uno se dispone. Y ahora que lo dices, de por ahí debe ser lo de la media naranja, que es, por cierto, un símil del cual yo no estoy muy de acuerdo. La media naranja no es perfectamente un abrazo, un abrazo como el del ying y el yang. Las medias naranjas no tienes protuberancias para engancharse, que es como debe ser la cosa no? Pero bueno, éste fue un desvarío sin importancia, porque al final queremos decir la misma cosa...
Ahora agrego el comentario de Mono, que tampoco encuentra la congoja... Maldecido sea yo (así, maldecido). ¿Será por eso lo de Tristán? ¿O peor aún, lo de Tristán Estar? Chanfle, algo tiene que ver, es cierto... Pero he de decirles que intento buscar siempre lo que no veo a simple vista de las cosas. Un poco me obligan mis ganas por la poesía, y otro poco mis ganas por no ver siempre lo mismo.
Y pensándolo bien estoy totalmente de acuerdo con ustedes, pero no en el sentido de la predestinación total. Estoy de acuerdo de entregarse y no encontrar congoja si el molde en el que uno se estaciona es tan sólo un pedacito del destino, una escala donde echarse a descansar, sin pensar en nada más que en darse a consentir. Es como ir de vez en cuando a un spa.
Al final toy de acuerdo con ustedes. Un beso para tí, mi Rachel, y un abrazo para Mono.
Un hombre sube montañas. Cuando llega a la cima, se tira en caída libre. Una y otra vez. Sube y se tira.
¿Quién podría decir si es por el placer del ascenso o del descenso?
Qué hermoso, María Luisa. Me has abierto los ojos con respecto al asunto de Sísifo. Pobre hombre, decía yo, y lo sostengo: ¡Pobre! ¿Pero la piedra?... Qué bien por la piedra, no?
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