8.5.06

Las sombras al entrar en las casas

:
No sabes que para introducir la llave en el cerrojo, abrir la puerta, colgar el abrigo detrás de ella, que te reciba el gato, poner las llaves sobre la repisa de la entrada, encender una luz muerta, decidirte a subir las escaleras, subirlas, necesitas de tu sombra. No lo sabes. Que no la pudiste dejar en la esquina, como lo pensabas mientras venías con la cabeza al suelo hacia la casa, con el corazón chico y carcomido, con la respiración acumulada. No sabes que la sombra no se deja, que es como tus piernas, los ojos, no lo sabes. No sabes que la sombra nadie nos la roba, nadie se la queda. El último beso que quisiste dar y no te dieron y no diste, no sabes que es estúpido pensar que es el ocaso de tu sombra. No sabes que nada acaba, que todo sigue, que acumular lágrimas para guardarlas en la casa es acumular segundos en un frasco. No sabes que en la esquina la sombra sólo ha dejado un trazo, pero no se ha quedado. La sombra es como la cabeza, no la podemos olvidar en la sala de espera de un consultorio, no se nos puede derramar por las orejas, no se esfuma como el cansancio o como la risa, no se va entre la alcantarilla, y mucho menos viaja para llegar hasta una playa por el desagüe y olvidarnos.
A las sombras no se les dedica un velorio, ni un concierto o a una misa pos mortem. En cambio, sí se les dedica un paseo por el parque, sino es que las sombras lo dedican a nosotros. No sabes que la sombra es un titiritero, que a la vez tiene una sombra que se destina a sombrearnos y sombrearnos. No sabes que el llegar a casa es llegar a un juego de sombras, que es como una madre que a veces le da por cumplirnos los caprichos. Pero a las sombras no se les exige, no lo sabes, es tan inútil como absurdo, y muchos menos se les ignora. No podrías moverte, ni siquiera ser, si no jalaras con tu sombra, que en realidad nunca se arrastra, puesto que, arbitrariamente, es la sombra quien nos jala. No sabes que cuando alguien tiene por primera vez lo que nunca se ha tenido, lo que nunca ha vivido la sensación de ser tenido, no puede lo otro tener a lo que lo tiene. Y es que cualquiera con su sombra, no lo sabes, no es como el director de orquesta con su orquesta, que se necesitan mutuos para llamarse orquesta y director de orquesta. Alguien con su sombra no es tampoco como el celador y el preso, que de la misma manera para llamarse preso hay que entregarse al celador, y para llamarse celador hay que encerrar al preso. La diferencia radica, no lo sabes, en que la sombra no es cómplice de alguien, es cómplice de nadie, y es porque a todos nos queda grande. Y lo más grande de todo esto, es que ignorabas que la sombra tiene su propia sombra, y que también, como las sombras a nosotros mismos, a veces no le cumple sus caprichos. Y que las sombras de las sombras de cada una de las hormigas se encuentran destinadas a las sombras que destinan sus sombras. No lo sabes. Como tampoco sabes que nunca nada sabremos..
De Las sombras al entrar en las casas (2002)

11 Comments:

Blogger Lo-que-serA said...

Voy a dejar de alimentar a mi sombra, entonces, porque me arrastra a cada aventura. No. Pensándolo bien, yo me voy a alimentar mejor... ;)
Abrazo, señor.

mayo 09, 2006 12:46 p.m.  
Blogger fgiucich said...

No solo las sombras nos acompañan pisàndonos los talones, tambièn los fantasmas danzan el aquelarre en las noches sin estrellas.Amigo mìo, he leìdo con placer su escrito. Abrazos.

mayo 09, 2006 1:16 p.m.  
Blogger Jj said...

Las sombras hacen daño, arrastran y restriegan un pedazo de uno por el suelo. Todo estaba bien por las noches, hasta que inventaron el alumbrado público.

mayo 10, 2006 12:22 p.m.  
Blogger Sergio Lara said...

clap, clap, clap, clap, asi hasta que por fin cada quien sepa la sombra que se carga señor.

mayo 10, 2006 2:35 p.m.  
Blogger rizomantra said...

entre sombras dulces y luces glaciales, a veces luciérnagas, a veces manchas, cantamos con ecos solitarios la reverberación de nuestros miedos.

mayo 10, 2006 3:24 p.m.  
Blogger La Cordero said...

¿Y si, como a Peter Pan, un día se me pierde la sombra?

mayo 11, 2006 1:34 a.m.  
Blogger Gerardo Mariscal said...

Lo único que sé de las sombras es que arrastran contigo la realidad y la amargura, segun el gusto de cada quien. Yo creo que hay algo en la vida que no está totalmente correcto, quiza nuestra propia luz tanto que la sombra siempre anda por ahí. La sombra como antioxidante. Ya lo dijo la canción "Quisiera abrir lentamente mis venas"
Saludos Don¡¡¡¡¡¡

mayo 11, 2006 5:31 p.m.  
Blogger Margarida V said...

me encanto cuando dices que las sombras no son comlices de nadie

mayo 11, 2006 7:05 p.m.  
Blogger Tristán said...

Jaja, LOQ, la segunda opción suena mejor.

Y el aquelarre es de las sombras, don FER, porque nuestra sombra se une a las sombras de los fantasmas y bueno, ni quien les pare el festín de sus secretos, incertidumbres, kilometrajes. Y uno se queda como chino, nomás milando.

La sombra está siempre, mi buen XOCO, sólo que dentro de las casas o en plena oscuridad adquiere camuflaje.

Jaja, mi SERGE, o hasta que cada quien cargue la sapiencia de su sombra.

RIZOMANTRA: Y a veces también luciérnagas manchadas.

Uy, no, MAMÁ CHIKEN, que no pase, perder la sombra es como vender Pemex a extranjeros. Nuestra sombra es como patrimonio seguro que nos servirá a la hora en que posiblemente necesitemos vendérsela al diablo. Bien faustos.

"La sombra como antioxidante"... Me quedo con sus palabras mi buen VODKAM.

Jeje, rara cosa MARGARIDA, era precisamente la frase que estuvo a punto de salir del texto. Pero bueno, de todos modos aún no es segura su permanencia, jeje... Chale, rara cosa.

mayo 14, 2006 12:04 a.m.  
Blogger Lety Ricardez said...

Pues son las sombras precisamente las que despiertan la imaginación.
"la maceta de mi ventana se sabe cuentos de horror..."
"sombra alegre, sombra amiga, sombra que te quiero verde, porque negra me das miedo..."

Besos don Tristán

mayo 14, 2006 7:18 a.m.  
Blogger Tristán said...

Jeje, esas sombras sí son divertidas :)

mayo 14, 2006 9:35 p.m.  

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