19.9.06

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Lo recuerdo, cerrados los ojos, como si la barrera de su ceguera ─que lo aislaba de toda distracción─ no fuera suficiente. Necesitaba entonces apretar los párpados, que ni siquiera el pensamiento de tener los ojos abiertos pudiera distraerlo. Así, sumergido en esa doble oscuridad permitía que la luz interior, la musa del espíritu, emitiera lentamente una sucesión de imágenes y de ideas ─como El Aleph─, dando forma a lo que todavía era ignorado por él.
Cuando su mano se levantaba y marcaba las sílabas en el aire, yo, desde mi silencio, sabía que comenzaría a dictarme un poema..
María Kodama

8 Comments:

Blogger Silencio said...

Maria esa tokoshimi, me recuerda a Beth Gibbons, y bueno imagino que el viejito ciego ese, debía tener un Aleph en su cabeza, por otro lado es una pena, en unos años un aleph podría ser externo y llevar a su portador adentro.

septiembre 19, 2006 1:39 p.m.  
Blogger Lety Ricardez said...

Es así con los ojos vueltos hacia dentro, como se abren a lo que hasta entonces estuvo escondido.
La Ceguera de Borges, una ceguera mágica

septiembre 19, 2006 2:11 p.m.  
Blogger Lo-que-serA said...

Quién pudiera, Tristán, escucharse tan claramente. ¡Ay, nuestros ojos!

septiembre 19, 2006 2:25 p.m.  
Blogger julieta de los espíritus said...

Heráclito de Éfeso;
Borges de Tlön.

septiembre 20, 2006 4:09 a.m.  
Blogger fgiucich said...

Una extraordinaria descripción de cómo dictar versos desde la oscuridad infinita. Abrazos.

septiembre 20, 2006 5:59 a.m.  
Blogger Tristán said...

Beth Gibbons... por cierto, TERRIBLE, thnks por ese descubrimiento. Por otro lado, pensé que Kodama era tan sólo la mujer de Borges, pero me di cuenta de lo contrario, brillante la japonesa, pero bueno, es mejor Gibbons, por supuesto. Por otra parte, Borges quedó ciego por eso mismo que tú dices. Ni modo, todo en este mundo se paga.

MADRE, con eso que dices me acordé de un poema de Hernández, creo, de Francisco, y es precisamente un poema a Borges. El asunto es que los ojos de Borges vuelven la mirada (valga la doble redondancia) hacia atrás, y es entonces cuando los ojos se le vuelven de sal. Pero bueno, no tienen chiste así, ya lo buscaré y te lo cuento... igual y no es de Hernández.

Usted, poeta LOQ.

Híjole, señor EQUINOCCIO, deje medito una respuesta (ora que entienda lo que usted dijo, claro está).

Desde un Aleph, camarada don FER.

septiembre 22, 2006 12:45 a.m.  
Blogger Sergio Lara said...

¿Kodama? orale... habra que leer...
o escucahr mas bien...

septiembre 22, 2006 5:31 p.m.  
Blogger Tristán said...

La mera verdad no he leído nada de Kodama, mi buen SERGE, pero seguro puede haber algo por ahí.

septiembre 22, 2006 11:50 p.m.  

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