20.8.05

El barco sobrio



Estábamos en eso de salvarnos, estábamos
María Rivera


Estaba en eso de nombrarse, de salir por las ventanas, de hilvanar palabras, de arrancarse a trozos, desmembrarse. En fin que estaba en eso de salvarse y llegó así:

—Lo que tengo es esto— le dijo, y acostó en el aire un amasijo de versos con sus manos.

Le había puesto nombres imposibles al silencio, a los recuerdos tumultuosos, a la muerte, a los vivos, al amor y a las entrañas. Y de paso de su entraña nos vinieron pájaros. Creo que todos, casi todos, fueron alondras.

—¿Es posible un barco?— preguntó entonces.

Como vieron que los versos no cedieron, y pasó con sus palabras lo que a Juárez con el viento…

—Sí— le dijo —Te garantizo un barco.

Entonces el Ministro la llevó a la costa, junto al muelle. Se sentó en las rocas, señaló la línea al horizonte y aguardó.

Vino después un momento un poco incómodo, pero ni el Ministro ni el mar parecieron inmutarse. Ella rompió luego el silencio:

—¿Y bien? ¿Cuál es mi barco?

Y el Ministro dijo:

—¡¿Cómo?! ¿Todavía te atreves a pedirme un barco? Yo sólo, ante tu pregunta, garanticé.

“Tú ya traes un barco”.

Ella un poco se sonrojó. Y estaba en eso de subirse al barco cuando de pronto volvió hacia atrás. Tomó de la arena, con su mano izquierda, un caracol. Y lo que sí le exigió al Ministro fue un puñado de tierra.

—Esperaba me lo pidieras— le dijo, y le extendió toda por caber en su mano derecha.

( El caracol, para meter dentro el mar de su marido. / La tierra, para no volverse loca en el mar )

*

Y hasta aquí el cuento.

Pero agregaré que estaba en eso de trazar sus rutas sobre el mar, y yo la miraba. Es una poeta cuerda, pensaba, como pocas, poquísimas, en el mar. Y miren que las rutas tomadas son agua de locos. Pero ésa es también su definición.

Estábamos en eso de ponerle un nombre y porque así lo quiso le puso así: Porque yo así lo quise. Y creo es un título que se lleva bien. En otras palabras: es un título de cuerdos, y eso es bueno.

Para que puedan declararme muerta / habrán de cerciorarse bien, / porque hasta el último hálito de vida, / voy aferrarme a la conciencia.

Y aunque no siempre lo hizo así, según nos dice, se aferró a la conciencia (que también conciencia es cordura, al menos ella).

Pero resulta, apenas, que enloqueció y se fue a Europa. Boletos de avión y viáticos de 30 días. Un teléfono celular para estar al tanto. 2 bastones en Italia, y 3 más en un Corte Inglés en Madrid. Un vestido de tehuana para los buenos ratos. La presentación de este libro, Porque yo así lo quise, en la ciudad de Trento, en Italia. Más la gira de recitales que la llevó a Florencia (testigo y parte es Nora Ortiz, o parte y testigo), más sus recitales de París, Madrid y Bilbao.

Y estaba en eso de volver a México cuando me enteré que el viaje era una especie de sepelio. Claro que un sepelio secreto,

y nada cuerdo.

Pero nadie quiso cerciorarse bien, y qué bueno, se aferró. En el hospital le extirparon algunas cosas y adquirió otras. Una muy importante que ella llama “un compromiso”. Y su compromiso es en parte éste. Presentar en Oaxaca, ante ustedes, por fin, Porque yo así lo quise, más el compromiso de ir, al terminar el día, a escribirse más cosas, pararse en lo que viene.

El barco ya está firme, más que nunca. Ya no es el barco que zarpó ese día en esa costa (el que despidió, precisamente, Raquel Olvera y yo fui un poco testigo). Ni tampoco el amasijo de versos es un amasijo, su articulación es ley y de engranaje estable. Ustedes podrán percatarse bien cuando lean el libro.

Lety Ricárdez parafrasea a la poesía. La deviene humana. Quiero decir con esto que su poética no tiene tintes de humanismo. Quiero decir que su poética deviene, ante todo, como poética humanísima. Por eso yo me permito decir que ella votó del Parnasso a los llamados célebres. Y creo que así debe ser. Por eso también me permito llamar a su barco “el barco sobrio”, nomás por darnos el gusto de darle una patada a Rimbaud.

Estábamos en eso de salvarnos, estábamos. Este un verso que traigo de María Rivera, muy a cuento porque en eso estaba mi madre. Estaba. Pero Lety Ricárdez, de pronto, como si nada, y también como si todo, ya estaba salvada. Solita se salvó.

Casa de la Ciudad, Oaxaca, 19 de agosto del 2005
*
Ponencia de su servilleta en la presentación del libro Porque yo así lo quise, de Lety Ricárdez. Si te interesa aduirirlo pus nomás contacta a la autora (letyricardez@hotmail.com) o a mí.

13 Comments:

Blogger Lo-que-serA said...

¡Ay! Y yo tan lejos, tan naufragada. ¡Me quiero subir a ese barco!

agosto 20, 2005 10:35 p.m.  
Blogger Tristán said...

Pues súbase, almirante. Le ofrecemos lecho calientito y una mano en el timón ;)

agosto 21, 2005 4:18 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues muchas felicidades, de verdad.

Pd: te contesté a tu pregunta en mi blog, por si deseas pasar por la respuesta.

Un abrazo, y de nuevo felicidades.

agosto 21, 2005 8:17 p.m.  
Blogger Tristán said...

Dra. NOEMÍ, muchas gracias. Es que siento el cuerpo cortado. Siento incluso el cuerpo cortado de otro. Thnks. Por para allá ;)

Maese KARTAK, usted es ritmo. El que no se cansa de leer su ritmo es su servilleta. Un abrazo y un gran salud, míster... Que se desbanden los pajaros, cantos y alharacas, que se vayan donde deban. Su palabra se queda, maese.

agosto 21, 2005 9:35 p.m.  
Blogger Lety Ricardez said...

Para todos:
A Tristán por esa presentación amorosa que eleva el alma a lugares insospechados.
Para ustedes que lo leen y me abrazan en extensión de amistad.
Para todos Gracias mil.

agosto 21, 2005 10:18 p.m.  
Blogger Unknown said...

Con que ministro, no?
no acabo de entender eso, pero si viene de ti ha de ser bueno.

agosto 21, 2005 11:45 p.m.  
Blogger Tristán said...

;)

---

RACHEL, a poco no? La trepaste al barco tú.

agosto 22, 2005 12:45 a.m.  
Blogger Gerardo Mariscal said...

Pues dicen que los que han navegado en la grandeza de un mar de palabras nunca estarán limitadados de imaginación y que el horizonte hasta donde nuestra vista alcanza es tan sólo el punto en donde comienzan nuestros sueños... Dicen los
que han navegado que la sal, las olas y el viento son forja de grandes amistades... Dicen los que han navegado que el mar es libertad.
Saludos¡¡¡¡

agosto 22, 2005 1:15 p.m.  
Blogger Tristán said...

Dicen también que forjan amistades las letras, el café y unas buenas chelas ;) Qué dice usted? O un vodka, pues. Jeje.

Gracias por sus palabras, míster.

agosto 22, 2005 6:49 p.m.  
Blogger Xavier Villarreal said...

Y yo que del otro lado del océano me los imagino tan felices, vengo a comprobar que así es. Gran noche. Me siento cerca gracias a tu presentación. Hijo de las alas de tu madre (léase de corrido y con acento intermedio), ¿quién más podría señalar con la mirada de la infancia el transcurrir de la luz en la poeta?
Abrazos enormes.

agosto 22, 2005 11:31 p.m.  
Blogger Xavier Villarreal said...

¿Hay espacio en el barco, mi almirante o capitán? ¿Llevaré cerá en los oídos para sobrevivir a las sirenas que se apuntan al viaje?

agosto 23, 2005 2:32 a.m.  
Blogger Unknown said...

¿A quién? ¿a Lety? ¡Si ya estaba trepada! Nada más la convencí de que abriera los ojos.

agosto 23, 2005 9:49 a.m.  
Blogger Tristán said...

XAVIER, thnks por sus palabras, camarada. Por supuesto que hay lugar en el barco. La capitanía es lo de menos. Lo de más es treparse y rolarnos el timón ;) Y no te preocupes por las sirenas, ¿a poco crees que hay que encerarnos los oídos? Nel. Qué bonito es lo terreno, camarada. Las sirenas. Las putas del puerto, jeje.

RACHEL, con eso pues. Ahí nomás ;)

agosto 23, 2005 11:52 a.m.  

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