:

Nunca supe por dónde se empieza un poema,

por dónde debe salir lo que se escribe,

de qué agujeros o qué puertas de la carne,

de qué pulso que se corre hasta la punta de los dedos,

a la boca,

    y que se escribe.

Sé por dónde entra.

Sé cómo se siente entrando,

partiendo en dos tu eje,

    el equilibrio,

rompiéndote tu centro,

pero no cómo es que sale en forma de un poema

    lo que te entra.

Lo que te entra y que se pudre

como todo lo que nunca sale.