31.7.05

La casa

Para Rubén Ricárdez
La casa se extiende hasta donde podemos ver el Norte. Sabíamos que el Norte eran los cerros y detrás ya no había nada. Un tío nos lleva a conocerlos -a los cerros-, pero en realidad lo que queremos es pararnos en el Norte. ... Preparamos todo y salimos muy temprano. Nos gusta parar en una cabañita junto al río, donde hay muchas guayabas. Después subimos el río y encontramos algún conejo, y a veces el olor oscuro de un zorrillo. ... A la mitad del viaje nos sentamos bajo un grupo de mezquites. Nos gustan los mezquites porque de las ramas cuelga pasto como nidos. La abuela nos pide esos nidos para usarlos como pasto en los nacimientos. Nosotros los bajamos y nos llenamos las mochilas y las bolsas. Pero falta mucho para Nochebuena. Entonces hoy no nos importan y no trepamos los mezquites. Después miramos hacia abajo porque desde allí se ve la casa, y también San Domiro Topanatepilco con su iglesia. Más al fondo alcanzamos a mirar a Santa Rosa el Llano, y más allá la carretera. Después seguimos y por fin llegamos a la punta de los cerros, que es como estar parados y probar el Norte. ... Apenas estamos en la punta sólo un rato porque luego atardece, se pone anaranjado y más tarde vienen los coyotes. ... A mí me duelen los coyotes. Me viene el recuerdo de ese sueño en que miraba, llorando, cómo dentellaban y formaban un vacío muy grande al centro de mi abdomen. ... Les hablo entonces del regreso. Nos comemos los sándwiches y volvemos a la casa.
De La casa (fragmento)

30.7.05

Un arbre vaut mieux que le marbre

Un arbre vaut mieux que le marbre,
Car on y voit les noms grandir.

Jean Cocteau
Maldita la hora en que grabé mi nombre junto al tuyo. Fue en un pirul. ¿Te acuerdas? Nos parecía tan alto. El árbol es mejor que el mármol,/ pues en él los nombres crecen. Pinche Cocteau. Ahora qué hago con esto que se expande. ... Pero sobretodo pinche tú.

24.7.05

El Dios nunca muere

En agosto del año 1881, Friedrich Nietzsche escribió una carta a su amigo Peter Gast, desde Sils-Maria, en Suiza, donde se restablecía de algunos problemas relacionados con su salud:

No, mi querido y buen amigo. El sol de agosto está sobre nuestras cabezas, el año corre a su fin... En mi horizonte han surgido ideas, como nunca las he contemplado... ¡Tendré que vivir todavía algunos años! A veces me pasa por la cabeza la idea de que en realidad vivo una vida altamente peligrosa, pues pertenezco a la clase de máquinas que pueden saltar en pedazos... En último término, si yo no pudiera extraer mis energías de mí mismo, si tuviera que esperar a estímulos, a palabras de aliento, a consuelos de fuera, ¡dónde estaría yo, qué sería yo!... Ahora no espero ya nada, y experimento sólo un cierto asombro triste cuando pienso en las cartas que recibo. Todo es asaz insignificante, nadie ha experimentado nada por mí, nadie ha malgastado un pensamiento en mí; todo lo que se me dice es estimable, pero lejano, lejano, lejano. También nuestro querido Jacob Burckhardt me ha escrito una cartita apocada y pusilánime. Como recompensa acepto, en cambio, que este año me ha mostrado dos cosas que me pertenecen y me son íntimamente próximas: la música de usted y esta comarca. Esto no es Suiza, no es Recoaro, sino algo completamente distinto; en todo caso algo mucho más meridional. Tendría que ir a las altiplanicies mejicanas, cerca del silencioso Océano Pacífico, para hallar algo semejante, por ejemplo, Huajaca, y allí, desde luego, con vegetación tropical...

Es cierto, Nietzsche quiso correr hacia Oaxaca después de haber visto una serie de fotografías del fotoarqueólogo Désiré Charnay, quien había estado en los Valles Centrales, a mediados del 1800, participando en excavaciones de asentamientos zapotecas y retratando la ciudad, y estuvo también en el Istmo, estudiando comportamientos humanos y durmiendo con indias al vaivén de una hamaca. Las fotos que habría visto Nietzsche debieron provenir de Juchitán y no del valle, pues en los Valles Centrales no existe un clima ni vegetación tropical (que era lo que recomendó el médico a los bigotes de Zaratustra). ... Pinche de Dios, ahora lo pienso, castigó a Oaxaca y al final Nietzsche no vino, anulando a los oaxaqueños -anulándonos- una buena historia que contar. Pero más que nada castigó a Nietzsche y por eso no vino, por andar gritando a los cuatro vientos que Dios no existía, que Dios había muerto. Pero Dios nunca muere, como buen oaxaco lo mantengo, pero nada tengo que decir yo, puesto que ya lo dijo, y mejor, don Macedonio Alcalá. Resulta que este compositor se enteró, al parecer en un sueño (me gusta pensar que en un sueño), que Friedrich Nietzsche pretendía embarcarse y pisar Oaxaca, y para rebatirlo compuso un vals, Dios nunca muere:

Muere el sol en los montes/ con la luz que agoniza,/ pues la vida en su prisa/ nos conduce a morir./ Pero no me importa saber/ que voy a tener/ el mismo final,/ porque me queda el consuelo/ que Dios nunca morirá./...
Lo que son las cosas. Nietzche le decía a Gast, en su carta, que nadie había malgastado un pensamiento en él, pero lejano, lejano, lejano, alguien lo biengastó y le aventó el Dios nunca muere, el cual acabó siendo un himno (aun el himno del oaxaqueño más ateo). Pues resulta que este vals, con letra de Vicente Garrido, se le debe agradecer a Friedrich Nietzsche. Macedonio lo compuso a finales del Siglo XIX y, pobre y enfermo, en ese estado, agarró fuerzas, tomó el violín y le gritó al alemán: ¡Eso si que no, herr Nietzsche! ¡No señor! ¡El Dios nunca morirá!... ... Chale. Y al final no se vieron las caras. Pero de todos modos nos queda la curiosidad de la visita; una curiosidad similar que la que han de sentir los chiapanecos cuando se enteraron que Miguel de Cervantes pudo haber gobernado en Soconusco. Fernando Solana Olivares, en Oaxaca, crónicas sonámbulas, en la voz de su personaje, el licenciado Zárate, quien conversa con Hermógenes, apunta:
¿Se imagina por aquí al bigotón Zaratustra, paseando por el mercado, hablando en latín en el El Llano, comiendo tortillas tlayudas, platicando con un mixe, cavilando sobre un trozo de tasajo?
Vaya que no. Hubiera sido harto interesante.
*
En las fotos de arriba vemos un mano a mano entre el alemán y el oaxaqueño. Por otra parte, les comunico que el extracto de la carta que Nietzsche envía a Peter Gast fue tomado del libro de Solana Olivares. Desconozco una versión más completa (la neta no la he buscado). Nota: Me he permitido cambiar del original de Solana la palabra "Oaxaca", por "Huajaca", que creo comparte más con la palabra "mejicanas", utiliza en el texto. Para complementar este post les paso una dirección donde pueden escuchar completito el vals del Dios nunca muere, pínchale aquí; vals que, por cierto, si ni lo conocen o no lo recuerdan, musicalizó el filme Nazarín (1958), de Luis Buñuel. Y ya de últimas dedico este post a Flectere, que anda clavadísima en Nietzsche (ella lo inspiró), y a la banda paisana, pero sobretodo a los bloggers Rock M, Lety y El maléfico doctor Bob. Pues bueno, eso es todo, ahí se ven, me lanzo pa Oaxa. Algo postearé desde allá.

22.7.05

Sheikh-al-jebal

A Thomas de Quincey

No es el arte de matar lo que nos mueve. Puedo dibujar caracolas sobre el pecho de mis muertos. Utilizar los más finos cortes de un intestino delgado, y dibujarlas. Puedo trazar castillos en el aire con sus cuerdas vocales. Puedo trazarlos. Hacer flores bellísimas con el hígado que le extraje, y encajárselas en sus manos. Pero no es la belleza quien me mueve. Mis ancestros encontraban en el acto de clavar la daga la liturgia. Ese acto, a simple vista tan vulgar, era un altar cuando lograbas esfumarte. Sin que nadie lo notara, con la sangre de las manos en el saco, uno dejaba, a paso lento, la escena de su crimen. Eso era el altar. Ser el silencio. Gestar esta estirpe de secreto. Luego mis ancestros subían la montaña y se unían a su Orden. Cada quien con la boca bien cerrada. Salpicando sangre al choque de sus vasos sin que a nadie le importara. Después venía el hachís y el tiempo detenía. Yo no tengo montaña. Y la prole de la Orden se reduce a mi persona. O al menos eso pienso. Los homicidios anónimos de los diarios no dan pistas que refieran a la estirpe. Ahora estoy mirando tele y prendo un porro. Me pregunto si la hazaña tiene incluso algún sentido. Siempre me pregunto. Aún no encuentro otra cosa en qué sentarme.
De Textos sin casa
*
El Príncipe de la Montaña (o en árabe Sheikh-al-jebal) era el título “nobiliario” que tenía el Jefe de la Orden de los Assasins, comunidad militar de fanáticos mahometanos que se estableció en las montañas de Persia y de Siria entre los años 1090-1258. Es de gran curiosidad aclarar que las palabras “asesinos” y “asesinato” provienen sin ninguna duda de los hábitos de esta vieja comunidad, que especialmente perpetraba sus crímenes con armas punzocortantes y en total anonimato. Asimismo, es igualmente de gran curiosidad aclarar que la palabra “assasins” proviene de la palabra árabe “hashishin”, que quiere decir “consumidor de haxix”, que obviamente en nuestro español es “hachís” o, coloquialmente, “hashis”. Pues resulta que cuenta Thomas de Quincey, en El asesinato considerado como una de las Bellas Artes, que los Assasins se veían impulsados a cometer sus crímenes debido a las ilusiones que les provocaba esta droga. Así que si usted es consumidor asiduo de esta simpática yerba mejor absténgase, no vaya a ser que resulte eslabón perdido de esta estirpe.

21.7.05

De buitres o En el campo de batalla

I

El buitre profético

3 días antes, la calma se interrumpe. Aletea en el cielo una sarta de 100 buitres. Luego la sarta se dispersa. El cielo se reparte. Lo desmembran. Cada buitre con su cacho. / Les observa un guardia y corre al pueblo, 3 días antes. ¡Están cerca los buitres!, pone al tanto. Y armas y guerreros aguardan la amenaza. // Al tercer día, in situ, sucede la batalla.

II

El buitre tibetano

Al cuarto día el campo está muy rojo. Hay desconcierto. El primero en declarar victoria es el que gana. / Ahora puede recoger sus muertos, llevárselos al pueblo. / El otro, el derrotado, da la espalda al campo de batalla. Poco a poco lo come el horizonte. A paso lento. Sin sus muertos. / Se abandonaban a los buitres los caídos sin victoria.

III

El buitre de María

Sacia el buitre su impulso por la muerte. A tirones bien medidos desvencijan cada cuerpo. Ahí. En el lugar del alma. En el sitio en donde en vida estuvo el alma, hunde el pico cada buitre. / Luego vuelan. Satisfechos. Los machos hacia Norte (50). Las hembras hacia el Este. Y el viento soplando desde Este las fecunda. / Sacia el buitre, al quinto día, su impulso por la vida. // Pronto elige, 3 días antes, nuevos campos de batalla.
De Textos sin casa

18.7.05

Iscariote

La soga
suple al reinal
Sustituye el nudo
al anzuelo

El cuello
es un pez


De Tierra amniótica (Ediciones de sitio, 2003)
*
La imagen es un fragmento de un relieve de Gislebertus (1120-30). Puede encontrarse en la catedral de San Lázaro, en Autun. Representa a Judas después del asunto ése de la "traición". A sus pies no alcanzo a distinguir si esos entes son ángeles o son diablos. Allí ustedes sabrán. Lo cierto -obsérvese bien- es que la lengua que le cuelga a Judas no es una lengua cualquiera. ¿Han visto de cerca la lengua de un cordero? (Incluso alcanzo a distinguir un grito semejante)

Recuerdo poco grato

Jugábamos en los jardines del conjunto de bungalows donde vivían los abuelos. Ellos ocupaban el bungalow del fondo. O al menos eso creo (apenas puedo recordar la adecuación precisa). Yo vivía en ese mismo bungalow todos los fines de semana. Tenía cosa de 5 años. ... Pues yo jugaba en los jardines con mi hermano, Richard, y con Coco, un primo (quizá también estaba Adi). ... De pronto cruzó la verja un vagabundo barbadísimo. ... En aquella época "vagabundo" era para mí una instancia del hombre que proponía libertad y cosas chidas (aún lo sigue un poco proponiendo). Era en parte tal percepción por aquella rola de Alberto Cortés que cantaba y todavía ha de cantar mi abuela: "Era vagabundo por derecho propio; su filosofía de la libertad..." Entonces el hecho de que se acercaba un vagabundo hacia nosotros no era cosa de asustarse. La ropa raída y las barbas larguísimas y sucias fueron en verdad la razón del susto, y el que se acercara hacia nosotros, ... y entonces huímos velocísimos al interior del bungalow, tratando de salvarse quien pudiera. ... Los bungalows estaban fuera de la ciudad, en los alrededores de Oaxaca, sobre la carretera que lleva al pueblo de Tlalixtac. Mi abuelo estaba en el trabajo, que en ese entonces, creo, recaudaba impuestos en Zimatlán. Sólo la abuela se encontraba dentro. Y hacia ella corrimos y le gritamos que venía un barbado. ... La abuela salió corriendo, algo intuía. ... Cuando se paró frente al hombre, o frente a las barbas mugrientas que era el hombre, se quedó pasmada. Con las manos intentó devolverse el grito. Apenas pudo. ... El barbado era un hijo que se había perdido meses antes. Quizás en alguno de esos viajes a los que se entra a través del opio y otras cosas del estilo. ... Mi tío Nacho había vuelto. Había estado, eso creemos (aún lo creemos), en algún lugar en el monte. Comiendo no sé qué cosa. ... Quizás hierbas y conejos crudos.
*
Por razones que no sé, me vino este recuerdo leyendo el blog de Sara Andonie. Después de pensarlo mucho, lo comparto. Y también les digo que el tío Nacho fue por completo otro a partir de entonces. Él me enseñó a jugar a ajedrez y me respondió todo lo que podía preguntar, en ese entonces, sobre la siembra de magueyes. También me regañó mucho cuando robé la grana cochinilla de los nopales y me la embarré en la cara, pretendiendo ser apache. También le digo a Lety Ricárdez que no se ponga triste por este post. Es un niño quien les habla. Besos bien grandes para ella. ;) ... La imagen pertenece al mismísimo Tristán Estar cuando era un mocoso.

15.7.05

París

Le tira las cartas a un anciano una gitana. Le adivina viudez y pronostica una desdicha. Se va pensando en sus palabras: la muerte pronta, el abandono de los hijos, la ceguera. Ya no se detiene el viejo frente al Sena. Hoy no arroja migas al hambre de los patos.
*
Al mismo tiempo, en un baño de la Gare del’Est, el miembro de un negro descompone la sonrisa de un muchacho con miedo y delicado.
*
Entre la gitana y el negro no existe diferencia. Son dos dioses trazando a los terceros. Entre el muchacho delicado y el anciano pulsa el ritmo de lo incierto. Un incierto más cierto como nunca un día de siempre.
De La especie está mutando, antologado en Cardo, 5 años
La foto es de Catherine Balet, Secretaría de Turismo de París

14.7.05

Tercera y última

Hoy / Jueves 14 / 6 pm / Taller de Percepción Poética, Grupo Cardo / Invita / Presentación del libro Cardo, 5 años, Poesía (Ed. Red_es, 2005) / Antología coordinada por Raquel Olvera / Presentan Dolores Castro, Brenda Ríos y la antologadora / Auditorio de Siglo XXI Editores / Cerro del Agua 248 / Colonia Romero de Terreros / A una cuadra del metro Copilco / Vinito de honor / Entrada libre / Ésta es la tercera y última llamada / Deje la chamba / Asista, que comenzamos

INFORMES DE VENTA AQUÍ, O EN SIGLO XXI EDITORES

13.7.05

La sombra afuera

Yo te daba miedo. Los ciegos, en general. Pensabas que veíamos de otra forma. Que si no podía conocer tu rostro podría darme cuenta de lo que pensabas. Y eso siempre te asustó. Decías que los secretos era lo único que puede guardar alguien hasta lo último. Y tenías razón. Se puede perder un puesto, a una persona que se quiere, un objeto, la vista, incluso el nombre. Pero los secretos son como la sombra, se pierden de la misma manera en que se decide entrar a una casa. Y la sombra afuera.
De Las sombras al entrar en las casas (2003)
La imagen pertenece al post Quando a sombra nos contraria, del blog Letras Com Garfos, de as1075820

11.7.05

Segunda llamada. Segunda

2
Las putas del puerto llevan corales adheridos a sus cuerpos
y estrellas marinas de todos los colores.

Los marineros que les beben el sudor lo saben,
por eso regresan felices a sus barcos
llevando una estrella
y una fosforescencia dulce
.....entre sus manos y la boca
sin saber que inevitablemente
.....se sumarán a los próximos naufragios.

Las putas regresan por el malecón
.....de madrugada
y se dejan atrapar por las estrellas
o las recogen como flores en el mar
.....para llevarlas a sus casas
en donde las prepararán con sal
.....absolutamente con sal.

*

De La sal del mar, del compa Xavier Villarreal
*
Éste y otros poemas podrás encontrarlos en Cardo, 5 años (Ed. Red_es, tejiendo la utopía), que se presentará en el auditorio de Siglo XXI Editores el próximo jueves (14 de JULIO) a las 6 de la tarde. Presentan Raquel Olvera, Brenda Ríos y la maestraza Dolores Castro. Para más información clickee sobre la imagen. Asista!!! No se raje!!! (Habrá vino de honor, por si necesita escucharlo pa que se anime) ... Ésta es la segunda llamada. Segunda.
Es 14 de JULIO, se me chispoteó,
no junio
Thnks por la corrección ;)

9.7.05

El terror llama a tu puerta

Quema un gato hasta las cenizas y espárcelas en la entrada. Que sea el gato más negro que encuentres, no cualquiera. Esto era un método para ahuyentar seres nocivos en la Edad Media. Y mira que hablo de una edad en que brujas y demonios eran seres más visibles (no tiene por qué no funcionarte ahora). ... Pon un cuarzo muy cerca de la puerta. Debió haberse recargado en la pasada luna nueva. Por allí tengo alguno, te lo doy, por si no tuviste la precaución de recargar el tuyo. ... Cuelga al centro de la puerta una herradura de caballo. No te servirá si la adquiriste en las pulgas de la Roma. Vete al campo, con un granjero. No aceptes que te la cobre. O te la da, sin más, o buscas el momento y te la robas. ... Traza señas y cruces en la entrada. Pasa llave, vuélvete a la sala. Descansa. ... De todos modos hallaré la forma, pobre diabla. Husmearé de nuevo en tus cajones.

(post inspirado leyendo el blog de Humphrey Bloggart)

La imagen es de la ochentera cinta El terror llama a su puerta, de Fred Dekker.

7.7.05

Vitral en 3D

Mayoritariamente, la casa era de cristal. Mayoritariamente amarilla. A excepción del zaguán, que era de cedro. Tenía talles barrocos, la puerta, y al centro, a la altura del ombligo, podía observar su interior. No sé si por un agujero o a través de una ventanilla, pero muchas veces espié por ahí. No recuerdo en qué momento ni para qué entré. La cosa es que entré y me vi sentado en las escaleras de hierro, que bajaban al centro de la casa como una cascada con rabia. De todos modos el lobby seguía siendo muy grande. El mosaico en el suelo era muy limpio, y el gran mapa zodiacal que le estampaba resplandecía. Estaba sentado en el peldaño más alto de la escalera. El motivo no era observar los detalles, pero fue lo que hice. Indudablemente, las formas redondas del interior eran Art Noveau (aunque todo en cristal con uniones de hierro). Sobre el amarillo que predominaba había fragmentos en verde, naranja, dorado, escasos negros, pocos rojos. Era la misma plasta de colores que vería un miope, a considerable distancia, en la Adele Bloch-Bauer de Gustav Klimt. El gran centro de la casa carecía de todo inmobiliario. Era como encontrarse en un vitral en 3D, respirando un aire entre dorado y amarillo. Carecía también de todo movimiento y habitante. La soledad era grandiosa, efecto de la luz filtrándose a través del domo de cristal. Fue por eso que caí en cuenta de la existencia del gran domo y, en él, de un gran vitral. Al mirarlo con fijeza prácticamente caí, pero hacia arriba. En un segundo me fundí en el vitral. ... Cuando abrí el zaguán y me paré en el centro del lobby, pude ver, desde el domo, el temblor de mis piernas. Mi pequeñez era famélica y ridícula. Debí mojarme el pantalón. Quise hablar, atravesarme un omóplato, salir corriendo. Nada hice. Luego ese aspecto de cuerpo se echó a llorar.

6.7.05

El doctor Jekyll está triste

Cuando Robert L. Stevenson cerró la confesión y dejó la pluma, la vida de Harry Jekyll llegaba a su fin. Su destino, entonces, estaba en el aire, como una moneda. ¿Escapó del cadalso? ¿Tuvo el valor de suicidarse? ... Versiones modernas de Mr. Hyde lo ubicaron viviendo en París, acechando la calle Morgue. Desterrado de Inglaterra a nombre de la reina Victoria y de Dios. De vez en cuando en las muecas de Hyde asomaba el rostro del doctor Jekyll. A Hyde lo domó entonces Mina Murray, y ambos, junto a una banda de extraordinarios, salvaron el mundo de los planes perversos de Moriarty y de Fu Manchu. ... Cuando Alan Moore cerró su historia y dejó la pluma, la vida de Harry Jekyll llegaba a su fin. Su destino, entonces, estaba en el aire, como una nube. ¿Sobrevivió a su binomio? ¿Tuvo el valor de suicidarse? ... Versiones absurdas del doctor Jekyll lo ubican viviendo en las profundas grietas de un acantilado en Samoa (aunque a veces pienso que en este depa). Desterrado del mal y del bien. De vez en cuando en sus muecas se asoma el instinto del señor Hyde. Pero a Hyde lo doma la tristeza. Y Jekyll no sabe qué diablos, cómo putas, qué antídoto, le quita eso.
De Textos sin casa
Lástima que no encontré una buena imagen del cómic LXG, de Moore. La elegida muestra al actor Jason Flemyng en el papel del doctor Jekyll, en el filme The Ligue of Extraordinary Gentlemen, de Stephen Norrington.

5.7.05

Las cosas cambian

Siento el momento de ser el futuro de un pasado que ya no recuerdo. El tiempo es así. En los ojos del que vuelve, siempre, las cosas cambian. Recuerdo ahora mismo que subimos el faro. Su rostro era un poco el oxígeno. A mí el viento ni me tocaba. ... Le tomé con fuerza y le arrojé del faro.

De Textos sin casa
Imagen tomada de Galleria d'immagini, de Terragenweb (página recomendada)

2.7.05

La Jirafa

La Jirafa
*
Pobre jirafa
No le sirven sus patas
ni su cuello
para oírse el corazón

En exclusiva para Lumbre Culebra, La Jirafa, un poema para niños tristes de Lety Ricárdez, de su poemario De animalejos y de animalguiños (un libro para chicos y grandes, of course, pero más para los niños, por eso mi esfuerzo en los colorcitos, ja) ::: NOTA: No se asusten. Esta jirafa no es. No existe. No lo ilustra. Ésta la hice de a rápido nomás para subir este post. NOTA2: Denle click a la autora, no sean gachos, es mi mamá.

;)

1.7.05

Fuiste

Fuiste
..........Que guardaste los ojos sin avisarme
con los míos dentro
Fuiste
..........Que me asaltaste
y regresé a la casa como arrastrándome, pensando que con escribir algo, aunque fuera cualquier cosa, dejarías de serlo

Fuiste
..........Lo seguirás siendo
mientras no devuelvas
la mano derecha
que dejé en tu sexo
De Tierra amniótica (Ediciones de sitio, 2003)
Más Postes en Archives
Creative Commons License
Lumbre Culebra, bajo Creative Commons

BloGalaxia