29.8.07

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Imaginen que supe de un señor que era un predicador notable, que fue muerto en la silla eléctrica y que sus seguidores empezaron a hacer figuritas que colgaban encima de su cama, y hasta tenían medallitas con esa imagen, que es la imagen de un hombre muriendo en la silla eléctrica... Pues esto es lo mismo a un crucifijo..
Miguel León-Portilla
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25.8.07

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Ambos tienen la mirada donde el sol, como si fuera una tele.
J bebe a tragos la cerveza y F centra su mirada a donde ya no alcanza, igual que un zapoteca mandando a dormir soles. Ver la puesta en Zicatela les procura despegarse, poner el odio a la distancia y descansar un poco... Luego aplauden cuando el sol se acuesta, obligados por la bulla de las otras mesas.
—Y esa noche bailamos, no lo entiendo. A falta de matar puse el cuerpo en la pista y bailamos..

19.8.07

HOSPiTAL

(O Las dos fridas, según Marcos López)

15.8.07

NUNCA ESTUVE EN ARGEL

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Maikol dice que en el aire se sostiene el rumor de la arena, indivisible al oxígeno, al ruido de los autos y el mercado, al olor de los kebabs, la sal del mar y los prostíbulos. Dice que la piedra blanca de las casas es permeable y que se prenda en los cuerpos una capa suave como arcilla, con olor prestado. —Aquí nunca nadie ha tocado a una mujer, comenta Maikol sobándose el paquete sobre el pants. Lo que entra entre sus piernas no eres tú, sino algo tuyo aunque sin ti / Maikol habla de Argel, donde los coños son de arena y no terminas. Huyes siempre por dentro; correr no alcanza nunca, dice Maikol rascando con el dedo la etiqueta en la cerveza. —Aquí nunca te has tocado, sabes? Y dirige la mirada a lontananza, indivisible a la arena, al ruido de los barcos y el hedor de su agua. Bebe un trago de cerveza que siempre sabe a sed..
De Textos sin casa
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Foto de Thomas J. Abercrombie

11.8.07

UN JUAN QUE TEMBLABA

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Alguna vez Juan Soriano le confió a Elena Poniatowska, su amiga, que lo mejor sería matarse.

"Yo conocí a un Juan que temblaba, que sufría de temblorina en las manos y tomaba valium para sus depresiones", recuerda.

Su melancolía, acentuada en la década de los 60, radicaba en la duda hacia su propia creación, sumando a ello una gran realidad: era un mal negociante y no cobraba lo que vendía.

Además sus amigos no le ayudaban, señala, le inducían al alcohol y las borracheras eran cosa del día: "Le tocaban de madrugada cuando vivía en la Colonia Cuauhtémoc, frente al Parque Melchor Ocampo, y Juan les tenía que abrir y ofrecerles un tequila".
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Esto a propósito de Juan Soriano, Santo y Seña
que cierra el 18 agosto en el Museo Soumaya


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Soriano y Poniatowska en la Maison de l'Amérique Latine, mayo de 2004 / Un año y 9 meses después falleció el pintor, y un año y medio más tarde la escritora me dice que Hugo Chávez no debe reelegirse. Nada tiene que ver con esto, pero no importa, yo nomás digo para quede constancia..

6.8.07

RETORNO

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Habría que tener en frente el olor de la cereza. Habría que inutilizarme y entregarme a la profundidad de un cono invertido. Clavarme en el dolor de una de sus muelas. Llorar todas sus lágrimas y digerir la caja de su risa. Materializarme en la pista de sus córneas, como antes. Subrayar con un dedo la línea de sus labios. Habría que presentarse nuevamente el paralelismo de los cuerpos, la adecuación exacta de los miasmas, el grosor de los escapes en desvarío. Atestar la cama del preciso olor a pelo quemado, a sexo en retaguardia. Habría que subirme en una nave y pisar reversa al infinito —el mini infinito de la víspera—. Pero ya todo es prescindible, desde un punto capaz de alcanzar la muerte porque no se bebe agua..
De El árbol interregno
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