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A lo largo de su trayectoria, Enrique Metinides, leyenda del fotoperiodismo de nota roja, registró miles de sucesos trágicos, entre desastres naturales y accidentes urbanos y carreteros, así como suicidios y crímenes de toda índole, siempre con el ojo de una rara avis entre tanta sed de sangre. Ya en retiro –me dijo un día–, aún sacaba su cámara y, frente al televisor, congelaba escenas de películas sobre Al Capone. Adiós al irremplazable "Niño", singular cronista de la tragedia.
"Una mujer llora por su novio muerto,
apuñalado en el parque de Chapultepec
mientras se resistía a un asalto" (1985).
Tomada de www.moma.org