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Como nunca otro año, el 2023 me llevó a la asfixia, y en diversos momentos, con la rutina al cuello, el cuerpo cansado, las ganas rotas, lo lloré, pero igual me acercó cosas nuevas y bellas, como la llegada de una hermosa perrita, Tiza, y la consolidación de mi pequeña familia con Iran. Lo demás, puede volar en pedazos e ir a dar al desagüe de la existencia. Hoy convoco de nuevo a mi ninja interior.